MANIFIESTO: PSICÓLOGXS ANTIMILITARISTAS CONTRA LA TORTURA Y LA GUERRA
Javier Felipe Betancourt Sánchez, Christian Peñuela Gallo, Manuela Niño Rodríguez y Alfredo Nicolás Rodríguez Páez
Este manifiesto es la expresión de una elección ética y política en donde alzamos nuestra voz para decir que NO queremos cooperar con la guerra, la tortura y la represión de los pueblos. No podemos por dinero, fama, o por privilegios académicos dentro de una sociedad burocrática y opulenta, estar del lado de los opresores. Estamos en contra de cualquier uso opresivo del saber psicológico con el fin de torturar, manipular, subyugar, desinformar, e incluso, para justificar la matanza y la muerte. Queremos que se deje de usar la Psicología para adiestrar machos torturadores, violadores y asesinos; este mundo no necesita ni guerreros, ni ejércitos, pues nadie necesita aprender a hacer daño, ya sea con fines de seguridad o por simple sadismo. El sostenimiento de escuadrones de la muerte como el ESMAD, LOS CARABINEROS, LA FAES, EL BOPE, EL PNC, LA UMO, EL UTOP, (o cualquier otra institución castrense del mundo) constituyen una grave amenaza para los pueblos del sur global que buscan emanciparse, y, asimismo, del trabajo liberador que debería profesar al psicólogx latinoamericanx, por lo cual resulta una antinomia ética colaborar con la infamia y la opresión que representan los escuadrones militares y policiales que suelen usar la tortura como estrategia de control social.
Esta cultura guerrerista y torturadora tiene por origen el patriarcado que se ha perpetuado a través del sistema capitalista, por lo tanto, el sufrimiento que genera debe ser arrancado de raíz para liberar a los pueblos. En esta medida, liberarnos de los controles opresivos del sistema capitalista es al mismo tiempo liberarnos de la psicologización militarista sobre la vida y los cuerpos que se expresa en la violencia simbólica, la vigilancia, y, las jerarquías de clase, género y raza como ideologías naturalizadas que le asigna a cada sujeto su lugar de privilegio o de opresión en la sociedad. Todos estos elementos sientan las condiciones de posibilidad del militarismo como una ideología que se fundamentan en la violencia, el uso de las armas y la guerra para garantizar el statu quo y la opresión.
Es inconcebible que la resistencia política a la desigualdad y la violencia que produce el capitalismo en todas las esferas sociales deba pagarse a costa de ser torturadxs, masacradxs o desaparecidxs. Es necesario desmantelar el papel hipócrita que históricamente ha jugado la Psicología oficial en la despolitización de los malestares psicosociales que genera el propio capitalismo, a la vez que legitima el uso psicológico de la tortura contra aquellos que se rehúsan a participar del control normalizador e inoculante del sistema. De forma que, abogamos por una despsicologízación de los pueblos, lo cual implica sacar a patadas el control psíquico que despliega el capitalismo hacendado y militarista que se reproduce a partir de formas de pensar, hacer e imaginar el mundo de modo inequitativo y desigualitario. Despsicologizar el militarismo es, por lo tanto, una tarea cada vez más necesaria en un mundo sumido en el caos de las armas, donde el desconocimiento por la otredad y la diferencia se expresa en sentires y afectos reaccionarios que abogan por el miedo, el terror y la destrucción inminente. De lo que se trata entonces es de liberarnos de los resentimientos, los fascismos y sectarismos violentos que acentúa el capitalismo como un efecto estructural que nos tortura desde el interior, con el objeto de permitirle a los pueblos conquistar nuevas formas de resiliencia y autodeterminación en coherencia por metas que persigan una sociedad libre, próspera, justa y diversa.
Así, como psicólogxs antimilitaristas, de la liberación y objetorxs a la guerra, insistimos en despojarnos de la institucionalización de la violencia propia de la Psicología oficial y militarista, ya que la praxis política y profesional en ocasiones se ve limitada por la domesticación y la obediencia a un contrato laboral o cargo profesional, lo que implica la complicidad, directa o indirecta, con los aparatos del Estado y sus medios de opresión. Creemos que no es suficiente con prohibir la participación de psicológxs en actos de violación de los derechos humanos, sino que esto debe estar acompañado por acciones políticas e institucionales que den cuentan de esta garantía de derechos humanos y de la dignidad de los pueblos.
No basta con vedar el uso de la tortura psicológica como arma de guerra, también debería considerarse la Psicología militar como una práctica criminal, injusta y violenta, puesto que torturar no puede considerarse como un oficio o un rol social aceptado y naturalizado. Actuar como psicólogxs torturadores sería tan absurdo como actuar de psicólogxs violadores, sería actuar como marionetas al servicio de las estructuras de poder y de dominación que históricamente han subyugado a los pueblos latinoamericanos y del caribe. INDIGNA LA PERSONA PROFESIONAL EN PSICOLOGÍA QUE CON SU SABER SE ATREVE A TORTURAR Y AVASALLAR A LOS PUEBLOS DEL SUR GLOBAL.
Que este manifiesto sea la oportunidad para interpelar los espacios laborales de todxs lxs profesionales de la psicología que quieren y anhelan un mundo mejor, necesitamos reafirmarnos como actorxs políticos, pues entendemos muy bien que nuestro quehacer como psicólogxs nunca será la renuncia a nuestras luchas, derechos y conciencias. La neoliberalización de nuestra profesión es una realidad, y dentro del marco laboral actual lo más problemático que vemos en muchxs colegas lamentablemente es el trabajo con ONGs, lo que conlleva en muchos casos la despolitización de la misma psicología al servicio de intereses contrarios a los objetivos de liberación de los pueblos. Tenemos que ser capaces de soñar con más vehemencia otros mundos posibles, más allá de la reproducción “suave” del capitalismo y el racismo colonial. Si la Psicología como disciplina es cómplice del capitalismo patriarcal y colonial, y este nos tiene precarizados, cansados y tristes ¿por qué legitimar un sistema que nos hace daño?
Quienes escribimos este documento dejamos claro que nuestro trabajo es para la liberación y no para la violencia contra los pueblos. Es por este motivo que nos declaramos objetorxs a la guerra y la tortura, no queremos que nuestro trabajo sea usado para fines mezquinos y guerreristas. ¡La Psicología estará al servicio de los pueblos o no será!
Adherimos a otras declaraciones que ya se han hecho en el pasado sobre esta misma vía de lucha en el campo de la psicología crítica, manifiestos tales como:
–Psychology politics resistance
– Un manifiesto por el devenir de la psicología en Colombia. El giro de una disciplina instituida a una instituyente
– Psychoanalysis and Revolution: Critical Psychology for Liberation Movements