Acción directa contra la militarización de los cuerpos y territorios en Asunción

NAARA ANDARIEGA

A primeros días de abril me siento a recordar, a volver a pasar por el corazón, la experiencia de la Acción Directa No violenta (ADN) que realizamos en el encuentro antimilitarista “Por la desmilitarización de nuestros Cuerpos y Territorios” en Paraguay el pasado noviembre de 2017.

Para contextualizar comenzaré relatando mi experiencia como novel integrante de la Red Antimilitarista de America Latina y el Caribe. Aterricé en Asunción en luna llena. Tomé el vuelo desde Buenos Aires, donde vivo hace siete años. Soy migrante chilena patagónica, feminista, anarca, música y bruja entre otras lides. 

Viajé con la mochila cargada de preguntas sobre cuál podría ser mi aporte como individualidad consciente en el tema de la militarización en nuestros cuerpos y territorios. En ese entonces llevaba a la práctica encuentros mensuales con compañeras sobre búsquedas feministas (un proyecto autogestivo que apuntaba a una construcción de pensamiento crítico por fuera de las escuelas de pensamiento formal). Trabajábamos, entre otras cosas, sobre la pregunta de la violencia en el cuerpo de las mujeres como una orden de guerra patriarcal. La idea que llevaba para compartir en el encuentro era un intento de mixtura que enlazara la orden de guerra patriarcal con la problemática de desplazamiento territorial y el abuso de los cuerpos. Era la primera vez que participaría en un encuentro antimilitarista latinoamericano en el cual, según me había informado, me encontraría con gente que a su haber tenía muchos años de experiencia trabajando activamente en Antimilitarismo. Estaba, honestamente, ansiosa.

Los primeros días visitamos el territorio de dos comunidades asuncenas en emergencia y además fueron de fuerte trabajo teórico, de revisar modalidades de trabajo, identificar fortalezas y debilidades de lo que ya se venía moviendo la Red, plenarias, cronogramas de trabajo, objetivos, metas, etc. Con el pasar de los días mi ansiedad iba disminuyendo. En la jornada cuatro, cuando comenzamos a trabajar la ADN que llevaríamos a cabo ya me sentía muy cómoda. Se había logrado camaradería, complicidad en pos a un horizonte común: desenmascarar la tácticas de guerra en nuestros Cuerpos y Territorios. El cuarto día comenzó con entrenamiento de ejercicios físicos para aceitarnos más como cuerpo colectivo. La jornada de tarde se trabajó por grupos con la “Estrella Táctica”, dinámica grupal para pensar con orden, propuestas que podrían acercarnos a la ADN final.

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El día cinco trabajamos, en base a las propuestas derivadas de la “estrella táctica”, la construcción de la ADN. Nos dividimos en cuatro comisiones: cuerpo perfomático/creativo, autocuidado grupal, comunicación/registro y materiales. Cada una de estas comisiones tenía a su haber una tarea específica que en concomitancia englobaría el objetivo final de la ADN: poner en evidencia la expulsión de su territorio a los habitantes de la comunidad del Bañado Norte, barrio en emergencia de desplazamiento por el proyecto de extensión de la costanera que atraviesa la ciudad de Asunción.

El Bañado Norte fue habitado a pulso, sus ocupantes construyeron su barrio palmo a palmo sus lugares y bajo total abandono estatal. Al día de hoy se los exhorta a abandonar su territorio en pos de la construcción del mega proyecto de extensión de la costanera asuncena. Las dirigentas barriales no adhieren al blanqueamiento de su barrio y resisten a ser reubicadas, quedarse en su territorio, luchar por su histórico asentamiento desdiciendo el lenguaje de la especulación inmobiliaria. La gentrificación de los barrios, el desplazamiento de sus habitantes en pos del progreso neoliberal es una práctica violenta que más temprano que tarde será defendida por el brazo armado de los emprendimientos inmobilarios bajo el discurso de seguridad y resguardo de la propiedad estatal/privada.

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El día seis afinamos detalles por la mañana y nos dispusimos a llevar a cabo la ADN. La acción comienza saliendo del centro cultural Mansión 108, sede que nos acogió cariñosa durante todo el entrenamiento. El cuerpo perfomático más las comisiones de autocuidado y comunicación nos dirigimos al territorio en cuestión. Somos más de 10 cuerpos que sostienen la mirada caminando en hilera. Somos más de 10 cuerpos que golpean baldes vacíos. Cada balde contiene una leyenda: “Costanera”. Cada cuerpo que camina en silencio con la mirada fija sostiene un pequeño cartel, varían: “Expulsión”, “Violencia”, “Neoliberalismo”. Nos subimos con la mirada fija en algún punto del horizonte al transporte público. Pensamos en lxs habitantes del Bañado Norte, pero no solo en ellxs, queremos que nuestra acción evidencie el grito silencioso de las comunidades desplazadas del mundo, queremos que nuestra acción evidencie la problemática de las comunidades expulsadas de su territorio por la negra codicia que tiene rostro de megaminería, de mega proyecto hidroeléctrico, de migración forzada, cara de guerra disfrazada de progreso, progreso atento a echar mano a su brazo armado cuando sin duda les sea necesario.

Hemos llegado al barrio. Ahí nos reciben las dirigentas muy emocionadas, el cuerpo comunicacional de la ADN recoge sus impresiones. El cuerpo perfomático continúa con la mirada fija en el horizonte, avanzando, como avanza el progreso, mirando sin ver, con un objetivo especifico: Ir a recoger la tierra del Bañado Norte. ¿Existe tierra en el Bañado Norte? Las modificaciones en el barrio están avanzadas, la gente vive bajo el asedio de las grandes montañas de arena que rellenan el barrio para poder finalmente cementar y cimentar el proyecto de la costanera: Hay arena en todos lados, arena en los ojos, arena en los alimentos, arena en las camas, arena en el agua, arena en lxs niñxs, perros, mujeres, personas perseguidas por la arena, arena en las casas, casas que son demolidas “por accidente” para fundirse en la arena. Recogemos esa arena con nuestros baldes e improntamos el silencioso grito de aquellxs que luchan por su territorio. En ese momento de la acción lxs compas de la comisión de autocuidado se alertan. Ha llegado un guardia de la empresa de construcción. Con el rabillo del ojo el cuerpo perfomático observa, lxs compas de la comisión de comunicación acompañan este movimiento. Estamos todxs atentxs, despiertxs a la realidad de una comunidad que esta siendo invadida y expulsada en pos a la lógica progresista.

Salimos del territorio en hilera, golpeando fuertemente nuestros baldes esta vez llenos de arena. Golpeamos nuestros baldes en la calle, golpeamos nuestros baldes en el transporte público y finalmente llegamos golpeando nuestros baldes y nuestro blando corazón a la costanera, donde la comisión de materiales ya tenía dispuesto los elementos que acompañarían el resto de la acción: Los instrumentos musicales, la muestra fotográfica a modo de tendedero (de cuando fuimos a conocer el territorio del Bañado Norte) y también platos y vasos para otorgar un delicioso buffet de arena a los transeúntes de la costanera, lugar muy limpio y ordenado, la cara lavada asuncena .

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La Acción continúa, comienza la percusión, el cuerpo perfomático se dispone en fila, llevamos cucharas cargadas de arena a nuestras bocas y las lanzamos por encima de nuestro hombro ¿Comemos arena? ¿Devoramos un territorio? ¿Desechamos aquello que no nos parece rentable? La comisión de material había dispuesto dentro de los platos y vasos frases relativas a la problemática que estábamos evidenciando. En un momento determinado, a la señal de los compañeros que estaban percutiendo, comenzamos a repartir el buffet de arena para acompañar en conciencia a lxs transeúntes que por ahí circulaban. Muchxs reaccionaron con indiferencia y otro tanto quedo muy impactado al informarse de la tématica. Finalmente, siguiendo la señal pactada, los cuerpos comienzan a caer uno a uno en la vía pública ¿que ha detenido el flujo vital?

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¿Cuál es el nivel de vulnerabilidad de un cuerpo que ha sido despojado de su territorio? ¿De la Tierra somos y a la Tierra volveremos? ¿A donde habremos de volver si hemos sido desplazadxs del lugar que hemos elegido para habitar? El margen, se nos niega el margen, el colmo de los colmos, margen que tan groseramente se nos ha asignado por ser pobres, se nos niega. Margen que ha de ser mensurado, tasado y remodelado para plusvalía ajena, siempre ajena. Debemos pensar que la prepotente y usurera expulsión de las comunidades de sus territorios, sea cual sea, sea la comunidad del Bañado Norte, sean comunidades Qom o Mapuches o sean los desplazamientos en pos al saqueo ambiental, constituyen una práctica política de guerra que evidencia una preocupante alianza entre los Estados psicópatas y el 1% más adinerado de la población mundial. Si ellos tienen las armas y el dinero y nosotrxs no tenemos ni siquiera el derecho de habitar lo que consideramos nuestro territorio ¿quiénes evidencian prácticas de guerra? ¿Dónde empieza la violencia?

Damos por concluida la ADN con un comunicado final y muchos abrazos. Ese día fue mi cumpleaños, a miles de kilómetros del lugar donde nací. Pensé que deseaba que lo único que mueva a los cuerpos sea el Gozo, que deseaba que los cuerpos encuentren y mantengan un habitar desligado de la violenta obligación de servir siendo un número, un residuo, un error de planificación en la ganancia ajena, una estadística que engrosa la gorda billetera de los ya gordos empresarios. Pensé eso y baile, pensé eso y bebí y me entregué a la práctica de querernos, encontrarnos, repensarnos desde otro lugar, nuevo, donde quepamos todxs, donde no expulsen a nadie, consciente de los privilegios de un cuerpo que habita cómodamente un pequeño lugar en el mundo.

Después de la evaluación final, la noche posterior a la ADN volví finalmente a Buenos Aires. Volví con el firme compromiso de seguir gestionando esta nueva educación sentimental, aprendiendo de lxs que dan el ejemplo en resistencia, aquellxs que ponen el cuerpo y luchan por seguir creando lenguaje y práctica libertaria en sus territorios.